En momentos en que el Mercosur enfrenta desafíos estructurales para profundizar su integración económica, las soluciones digitales aparecen como un factor emergente con capacidad de transformar el comercio dentro del bloque. Entre estas herramientas, destaca el papel creciente de las fintech, en particular Mercado Pago, una plataforma que ya ha superado las fronteras nacionales y cuya expansión plantea una pregunta clave: ¿puede un sistema de pagos digitales contribuir efectivamente a dinamizar el comercio intra-Mercosur?
Argentina, de donde es Mercado Pago, ha sido el punto de partida de una de las herramientas digitales más utilizadas hoy en la región para realizar pagos, enviar dinero y operar sin necesidad de pasar por el sistema bancario tradicional. Lo que comenzó en 2003 como una solución de pagos dentro de la plataforma de comercio electrónico Mercado Libre, evolucionó hasta convertirse en una fintech independiente con servicios financieros que abarcan desde billeteras virtuales hasta créditos, inversiones y pagos con QR.
Actualmente, Mercado Pago opera en Argentina, Brasil, Uruguay, Chile, Colombia, México y otros países, y ha logrado posicionarse como un actor clave en la digitalización de la economía regional. Su penetración en sectores informales, pequeños comercios y usuarios no bancarizados le ha permitido llegar a millones de personas que históricamente estaban excluidas del sistema financiero tradicional.
Un nuevo canal para el comercio regional
Aunque Mercado Pago no fue diseñado específicamente para facilitar el comercio internacional, su infraestructura y capilaridad digital ya permiten imaginar un escenario en el que las operaciones transfronterizas entre pequeñas y medianas empresas del Mercosur sean mucho más simples. Los pagos digitales reducen costos de intermediación, eliminan barreras como la necesidad de cuentas bancarias en moneda extranjera, y permiten que un comerciante argentino, por ejemplo, pueda vender a clientes en Brasil o Uruguay de forma directa y eficiente.
En un bloque donde el comercio intrarregional ha representado históricamente menos del 15% del intercambio total, cualquier herramienta que reduzca fricciones y aumente la conectividad económica merece atención. En este contexto, las fintech pueden convertirse en aliadas estratégicas de la integración regional, especialmente en sectores como el e-commerce, los servicios profesionales y la economía colaborativa.
Obstáculos normativos y desafíos de interoperabilidad
Sin embargo, las oportunidades que ofrecen plataformas como Mercado Pago aún están lejos de desarrollarse plenamente. Uno de los principales desafíos radica en la falta de armonización regulatoria entre los países del Mercosur en materia financiera y tecnológica. Cada país tiene sus propias normativas para las fintech, sistemas fiscales distintos, y requerimientos específicos para operaciones transfronterizas, lo que dificulta la interoperabilidad entre plataformas.
A esto se suman restricciones como los controles de capital, las limitaciones para operar con divisas extranjeras y la falta de acuerdos regionales que permitan el reconocimiento mutuo de medios de pago electrónicos. Sin una agenda común en estos temas, las plataformas digitales seguirán operando de forma fragmentada, limitando su verdadero potencial regional.
Un impulso desde abajo
Más allá de los marcos normativos, lo cierto es que la digitalización financiera ya está avanzando “desde abajo”. Cientos de miles de emprendedores y pequeños comercios usan Mercado Pago en su día a día: cobran a través de códigos QR, reciben pagos internacionales por servicios digitales, o acceden a microcréditos sin tener historial bancario. Este ecosistema está creciendo rápidamente y generando una demanda real de soluciones regionales que acompañen esa expansión.
En ese sentido, el Mercosur podría aprovechar esta tendencia para pensar una agenda de integración más enfocada en la economía digital, impulsando normativas comunes para medios de pago electrónicos, protección de datos, prevención de fraudes y tributación inteligente de operaciones transfronterizas. No se trata solo de facilitar las transacciones: se trata de construir una arquitectura digital regional que acompañe los nuevos hábitos de consumo y producción.
El futuro de la integración puede ser digital
La historia del Mercosur ha estado marcada por acuerdos comerciales, negociaciones entre cancilleres y tensiones entre intereses nacionales. Pero en paralelo, una nueva capa de integración silenciosa está ocurriendo a través de la tecnología, las plataformas y el uso cotidiano de herramientas como Mercado Pago.
Si los gobiernos logran ver en estas soluciones aliadas estratégicas —y no solo desafíos regulatorios—, el comercio intra-Mercosur podría encontrar en el universo fintech un motor inesperado para su reactivación. Lo digital ya no es un complemento del sistema económico: es su nuevo corazón.